viernes, 14 de octubre de 2011

Verano

Son las doce horas, un minuto y quince segundos.

El reloj de la cocina latía en la mañana de verano. Las cortinas jugaban al pilla-pilla con la brisa caprichosa y la claridad de la ventana. Pan con nata, leche fría y cacao en polvo. Los pies en el fresco suelo y el corazón a la sombra de sus males.

Son las doce horas, un minuto y dieciséis segundos.

El ventilador del ordenador resonaba cual motor de la noche abochornada. Las letras avanzaban y reculaban cual mosca embobada. Papeles con tachones, café frío y el cuerpo hecho polvo. Los pies sudados y el corazón… A la luz de sus recuerdos.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Soles (I)


Consejos de lagartijas para humanos con depresión post-vacacional o depresión post-novacaciones.. (Publicado como comentario aquí)

El verano quedó al lado de la imaginación y del sentirse niño otra vez. Los humanos suelen guardarlos en alguna caja de cartón, debajo de años de polvo, en algún desván oscuro. Busca, espero que con las mudanzas no te hayas olvidado de esa caja en una “tu anterior”. 

Las lagartijas llevan esa caja siempre con ellas, es pequeña, una caja de cerillas vale. La guardan debajo de su cama y la abren todos los días antes de dormir. Así incluso la luz de un flexo puede servirles para traer recuerdos de rocas caldeadas al sol del mediodía. Se añade un calentador y ya se tiene la brisa cálida de la mar de cereales castellanos. Pero claro, las lagartijas siempre han tenido una gran capacidad de abstracción. Al pasar a su lado se escapan a algún rincón oscuro… o quizás se abstraen a otra realidad que tú no puedes (o quieres) ver.

Acaso ¿alguien sabe donde se esconde las lagartijas durante los nueve meses de infierno invernal?

Sed solecitos andantes… y brillad, brillad.

martes, 23 de agosto de 2011

Pepo y Pepito II

Poco tardó la primera dificultad en aparecer: un río sólido por el que pasaban gigantes monstruos ruidosos emitiendo gases asfixiantes. A veces más grandes unos que otros. Pepo lo tuvo claro, no quería terminar aplastado bajo las enormes patas negras de aquellos bichos... deseaba volver a su cascarón y dormir en él como había hecho hasta entonces. Pepito se sentó en una roca y miraba aquellos monstruos pasar. No decía ni pío, pero su ojos se movían de un lado para otro tratando de buscar una solución. Sus 5 horas de edad no le bastaban para poder entender aquella franja de asfalto que le separaban de una llanura verde alejada a una distancia de 4239 pasos de allí. Volver al rincón de la basura o enfrentarse a los monstruos metálicos...

Pepo dio media vuelta y desapareció por un momento. Después volvió lamentando su fortuna. El cascarón roto coloreaba el suelo vacío de bolsas de basura. La destartalada incubadora también hizo acto de ausencia… Pepo angustiado se dio cuenta de lo ocurrido: uno de esos monstruos arrasó el que fue su hogar durante quien sabe cuantas horas, engulléndolo todo, sin apenas saborear el banquete. Pepito le miró, estaba claro que su suerte habría sido idéntica de haberse quedado jugando entre las bolsas de basura… Solo quedaba una opción, y entonces se sintió aliviado: la decisión estaba tomada, ahora solo quedaba saber cómo actuar.

La noche cayó, y con ella el frío. Pepo y Pepito se arroparon con sus alitas. Soñaron con cascarones nuevos e incubadoras plagadas de otros pollitos, amarillos como ellos...Cerca de ellos, el caudal de aquel río de asfalto fluía constante hacia el mar de edificios, lento bajo los ojos luminosos de los monstruos metálicos que rugían con violencia al pasar. Al terminar la noche, el río no se evaporará, ni los monstruos se apaciguarán, pero como siempre, el sol saldrá para iluminar el camino a seguir.

domingo, 31 de julio de 2011

Pepo y Pepito I

Pepo y Pepito eran dos pollitos amarillos, hijos de una incubadora destartalada. Fueron los últimos en salir del cascarón, por eso; cuando lo hicieron se toparon con ellos mismos frente a frente, alrededor bolsas de basura y una incubadora vieja.... Pepo resignado vio en el montón de basura el destino en negro, nada más abrió un ojo desde el roto cascarón... Pepito miró más allá de las bolsas de basura y vio el cielo azul y aun sabiendo que era pollo y no gavilán soñó con abrir las alas por encima de las nubes. Tras un giro de 360 grados quedaron de nuevo pico a pico. Pepito saltó de la incubadora al suelo, brincando entre las bolsas negras:

-¡Vamos a descubrir el mundo!

Pepo, más pesimista que realista cerró fuerte el pico, pero decidió seguir a Pepito, con la única excusa de velar por la seguridad de aquel pollito iluso.

jueves, 21 de julio de 2011

Lluvia


Se sentó para que la lluvia le mojara los pies...
Pero el arco iris se bebía los charcos 
antes de que éstos se mezclaran 
con el barro de sus zapatos. 

Se sentó para que la lluvia le mojara los pies… 
Y terminó corriendo detrás de las nubes, 
dejando un rastro de sol.

miércoles, 6 de abril de 2011

QUIERO

Quiero hacerte sonreír, sin motivo alguno.
Pasear al sol, comiendo helado.
Quiero, iluminarte el día cual vela de cumpleaños.
Gritar a los coches bajo la lluvia.
Quiero, decirte "hola" canturreando y que te sepa a alegría.
Desafíos de hadas y cuentos de piratas.
Quiero, recordarte los buenos momentos
e imaginar los que nos quedan.
Quiero, bocata de tortilla y sardinas en vinagre.
Manos sobre la mesa y tardes de domingo.
Quiero días de letras y abecedarios.
Correr lejos, y volver cansada.
Quiero, pensamientos fugaces.
Sonreír al mal tiempo y espantarte cantando.
Quiero, desempolvar pinceles y pintar con acuarelas.
Meter los pies en el mar y jugar con la arena.
Quiero, estar por ahí, en algún rincón de tu mente
Quiero escaparme del mundo
y vivir en mi planeta.
Quiero café y pincho o sólo café.
Hacer de guía turística
y descubrir sitios reconocidos.
Quiero gofre de chocolate y nata.
Quiero té.


Para todos los que viven en el mundo de las lagartijas… y encontraron el último verso…simplemente recordaros que las estrellas son soles lejanos… y todas están en mi cielo.