Llueve, y las gotas emborronan las sombras de su mirada.
El sol sale en algún lugar de otro mundo.
Mientras, la lluvia empapa sus pasos, que salieron a correr en un tarde soleada.
Caen como balas, y el barro salta en la lucha.
Sonríe. Su corazón late fuerte, y su calor se baña en las frías aguas, como en un mar del norte.
Ríe, se abraza a un árbol y siente la madera. Tronco contra tronco. Un loco más, saluda bajo el torrente de agua. Disfruta de su propia sonrisa y toma un baño de lluvia.
La felicidad de los genios se esconde en lugares cada vez más extraños. Desafiándoles, persiguiéndoles a escondidas. Disfrazándose de derrotas y confundiéndose entre lo común.
El cielo seguía encapotado… pero aquella tarde la felicidad corría a su lado.
1 comentario:
Esa escritora... al final me engancho a tus escritos...
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