Hoy hace un año nació un pequeño sol. Le costó salir de su
primera cunita, no sé si por lo de “cabezón” como su padre o por “dormilón”
como su madre. Era tranquilito, tanto que apenas se movía. Hoy, un año después,
no hay quien lo pare. Gatea por un lado, gatea por el otro. Da palmitas, canta,
habla y se ríe. Se ríe y sonríe tanto que yo de mayor quiero ser como él. Se
levanta con una sonrisa en la cara, con los ojitos brillantes en búsqueda de nuevas
aventuras.
Y sólo al verle, dirías que es el niño más feliz del mundo. ¿Será
por tener unos maravillosos papás? ¿O los abuelos que piensan en él cada día?
¿Los animalejos que le rodean? ¿Será el puré o el jamón ibérico?
¡Pequeño gran solecito! ¿Cuál será su secreto? Quizás cuando
hable me lo podrá contar…
Un año de sol, y que sean muchos, muchos, muchos más.
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