
Sigilosos vuelve a tierra y va con su regalo a ver a la quesera.
Al salir la luna del saco de seda, se ríe la quesera…
- Luna risueña, vuelve al cielo. Si tu luz no ilumina las noches los caminantes se perderán…
Pero cual fue la sorpresa de la quesera al mirar al cielo y ver una segunda luna… observó fijamente y esta vez si, rió a carcajadas:
- ¡Ese es mi queso! ¿Que pasará si al trascurrir de las noches la luna no mengua?
-Tranquila - dijo la luna- las estrellas adoran el queso y comerán, comerán para que no se note la diferencia.
- ¿Y qué pasará cuando sea el momento del cuarto creciente?
- Subiré de visita a ver a mis estrellas, esponjar a mis nubes, aullar con mis lobos y asustar bandidos… y daré el cambiazo con otro queso si decido volver al lago.
Y así fue como la luna consiguió poder tener vacaciones de vez en cuando… así cuando miréis al cielo no sabréis si estáis viendo un queso o la luna…
Y…¿Qué pasó, qué pasó con la quesera y el príncipe?
Lunas y quesos a parte… solo ellos conocieron el final de la historia. Simplemente pienso que todo salió bien (juntos o por separado ambos fueron felices).
Solo se con certeza que la luna sonríe cada vez que sube a charlar con las estrellas y guiña el ojo al mirar hacia la quesería.
Buenas noches pequeños quesitos…